¿Qué necesitas?
- Un par de flores de color claro. Para este tipo de experimento funcionan muy bien los claveles blancos, pero podéis probar con margaritas.
- Colorantes alimentarios de varios colores.
- Tijeras.
- 2 vasos.
¿Cuáles son los pasos a seguir?
- Rellena los vasos con agua y vierte en cada uno de ellos una buena cantidad de colorante.
- Corta el tallo de las flores en diagonal, para que el contacto del agua sea más directo con el interior de la planta.
- Coloca cada flor en un vaso.
- Espera un par de días…
¿Qué sucederá?
Los pétalos de las flores se teñirán del color del agua, lo que demostrará que las plantas “beben” y absorben el agua que encuentran a través de sus tallos.
Las plantas transforman la energía del sol, agua y sales minerales de la tierra, donde crecen a través de la fotosíntesis. Este proceso tiene lugar en las hojas, por lo que es necesario que exista un sistema que transporte el agua y las sales minerales desde la raíz hasta las hojas. De este modo, el agua llega hasta los pétalos, impregnándolos ligeramente del color del agua del vaso.
Podéis probar otro método de tinte: cortando el tallo de una flor por la mitad, y metiendo cada uno de los dos tallitos en vasos diferentes con colores diferentes, y así tendréis una flor con dos colores distintos.
Animaos a experimentar con los/as pequeños/as científicos/as de la casa, y descubrir con ellos/as el maravilloso mundo que la ciencia nos ofrece. Estimulando su imaginación y su curiosidad podrán desarrollar un vínculo especial con las materias de la rama científica y confirmarán así que la ciencia es divertida.